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Cómo avanza la tecnología en México

Conoce cómo avanza la adopción de la tecnología en México: retos y oportunidades que impulsan la innovación con impacto regional.

Miradas y experiencias locales 

En nuestro reciente viaje exploramos cómo se perciben y aplican las tecnologías inmersivas en diferentes sectores, y qué panorama ofrece la tecnología en México para la región. Esto nos dejó con diferentes sensaciones. La primera, emoción de ver un ecosistema tecnológico en plena maduración. Y la segunda, la responsabilidad de entender, con detalle, cómo esas tecnologías impactan vidas y prácticas. Y no hablamos de gadgets por moda, sino de infraestructura que permite escalar proyectos, de herramientas (IA, VR, cloud) que transforman procesos, y de decisiones humanas que determinan si la tecnología reparte oportunidades o reproduce exclusiones. También investigamos en ciertos portales y estudios sobre nuestras conclusiones del mercado y esto es lo que hayamos:

En CDMX, se percibe un pulso claro. De acuerdo con DataReportal México, el país ya superó el umbral masivo de conectividad —más de 100 millones de usuarios de internet y una penetración que supera el 80%—, lo que abre un campo fértil para soluciones digitales a escala. Pero conectividad no es solución por sí sola; es condición necesaria, no suficiente. 

Infraestructura y alianzas 

En diferentes encuentros a los que asistimos, pudimos sacar diferentes conclusiones de lo que escuchamos. Es evidente que la diferencia hoy la hacen las alianzas público-privadas y las inversiones estratégicas. Un ejemplo resonante es la inversión de grandes jugadores cloud en la región, que refuerzan cómo evoluciona la tecnología en México y abren la puerta a proyectos de escala. Inversiones millonarias que prometen nube, capacidades de IA y capacitación para pequeñas y medianas empresas —elementos que cambian la conversación de “probar” a “escalar”. Ese tipo de compromisos (como la inversión anunciada por un actor global en México para fortalecer cloud y AI) no solo traen recursos; traen expectativas sobre gobernanza de datos, capacitación y responsabilidad. 

Cuando hablamos de Cloud, nos referimos a la tecnología que permite almacenar, gestionar y procesar datos o ejecutar aplicaciones a través de internet. En lugar de hacerlo directamente en un computador local o en servidores propios. Para este contexto, hablamos de acceso remoto a herramientas y servicios como, educación, salud, finanzas para empresas y organizaciones.

En definitiva, comprobamos que si vas a implementar tecnología en campo, no lo hagas en solitario. Construye alianzas que integren infraestructura, capacitación y acompañamiento continuo para usuarios finales. 

Lo humano detrás del algoritmo de la IA 

El entusiasmo por el uso de la IA, es notorio. Equipos que ya incorporan modelos para automatizar procesos, analizar clientes o mejorar la logística. Las cifras globales lo reflejan: la adopción de IA creció de manera acelerada en los últimos años, con más empresas diciendo “sí” a herramientas generativas y analíticas. Pero esto viene con diferentes matices, la adopción puede ser superficial (una “capa” de IA sobre procesos tradicionales) si no va acompañada de rediseño organizacional y ética.  

Por lo tanto, en México, como en Colombia, deberíamos preguntarnos antes de implementar IA, ¿a quién beneficia realmente?, y ¿quién corre los riesgos?. La respuesta no es solo técnica, requiere auditorías de impacto, capacitación en alfabetización de datos y rutas claras para evitar sesgos y pérdida de empleo sin protección social. Un dato no menor que encontramos es que se advierte sobre riesgos laborales y la necesidad de políticas públicas que acompañen esta transición en América Latina

VR y simulación: aprendizaje que permanece porque se vive 

En materia de tecnologías inmersivas. Somos conscientes del potencial de la Realidad Virtual para formación. Evidentemente, los simuladores médicos y entrenamientos en ámbitos como la seguridad, la VR permiten entornos controlados donde el error no es catastrófico y el aprendizaje se fija por experiencia. La literatura y la práctica coinciden: a largo plazo la inversión puede ser más eficiente que la formación puramente presencial, especialmente para escenarios de alta complejidad o riesgo. Esto significa que una implementación responsable de RV exige pilotos bien diseñados, evaluación de resultados (no solo satisfacción), y un plan claro para integrar lo aprendido en la práctica cotidiana del personal formado. 

El entusiasmo tecnológico tiene un reverso tangible 

La actividad digital implica mayor exposición a ciberataques. México lo experimenta con crudeza, en 2024 registró un volumen importante de intentos de ciberataques en la región, lo que subraya la urgencia de incorporar seguridad desde la fase de diseño.  

No basta con “proteger” datos técnicos, la seguridad debe pensarse desde la arquitectura, con protocolos claros, formación para usuarios y planes de respuesta que integren actores locales (proveedores, reguladores, comunidad). 

Desde Newrona, qué es importante

Dentro de todas las conclusiones que nos llevamos del impacto de la tecnología en México y su convergencia con los estudios expuesto, aterrizamos específicamente tres: 

  • Diseñar con contexto: no exportar soluciones “tal cual”. Las tecnologías que funcionan en un laboratorio o ciudad grande necesitan ajustes culturales y logísticos para comunidades rurales y sectores con brechas digitales. 
  • Pilotar con métricas de impacto: implementar pilotos de IA o RV con objetivos claros (competencia, reducción de errores, tiempo de aprendizaje) y evaluación comparada para justificar escalamiento. 
  • Gobernanza y seguridad desde el día uno: incorporar evaluación de riesgos, protocolos de privacidad y planes de contingencia en cada proyecto. 

Conoce más sobre nuestra perspectiva del mercado tecnológico en México aquí.

Nos llevamos la sensación de que la tecnología en México ya no se pregunta si llegará, sino cómo transformará sectores y comunidades. Para quienes diseñamos experiencias tecnológicas con impacto social, la responsabilidad es doble, aprovechar la oportunidad de infraestructura y capital disponible, y al mismo tiempo asegurar que cada implementación ponga en el centro a las personas. Solo así la tecnología dejará de ser un lujo de adopción y pasará a ser una herramienta de transformación real. 

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