Latinoamérica avanza en su camino hacia la transformación digital, impulsada por el talento de sus profesionales, el empuje de sus startups y la creatividad que caracteriza a la región. Sin embargo, cuando se observa el panorama global, persisten grandes desafíos que impiden que ese potencial se materialice por completo. ¿Cómo se está posicionando la región frente a otras economías del mundo? ¿Qué avances han marcado la diferencia y qué oportunidades siguen esperando ser aprovechadas?
Este blog se apoya en el Índice Mundial de Innovación (GII), así como en datos del Foro Económico Mundial y otras fuentes. Con el fin de ofrecer un análisis sobre la situación actual de la región, sus fortalezas emergentes y los retos que aún frenan el desarrollo tecnológico en un entorno cada vez más competitivo.
¿Cómo se mide la innovación?
Para entender el posicionamiento de los países, el Global Innovation Index (GII), elaborado por la OMPI, la Universidad de Cornell y el INSEAD, se convierte en una herramienta clave. Este índice clasifica a más de 130 economías, evaluando su desempeño en áreas como infraestructura, inversión en I+D, educación, propiedad intelectual y resultados creativos. Más allá del ranking, el GII permite observar qué tan preparada está una nación para transformar conocimiento en impacto económico y social.
¿Qué dicen los datos sobre Latinoamérica?
Según el GII 2023, Brasil lidera la región en términos de innovación, ocupando el puesto 49 a nivel mundial. Le siguen Chile y México en los puestos 52 y 58, respectivamente, con Colombia en el 66. Aunque hay avances, la mayoría de los países latinoamericanos se sitúan por debajo de las primeras 40 posiciones globales, lo que evidencia la distancia con las principales potencias tecnológicas. A pesar de ello, se reconocen fortalezas en áreas como infraestructura digital, exportaciones de servicios creativos, y un ecosistema emprendedor que continúa creciendo.

¿Qué nos frena?
Uno de los grandes obstáculos es la baja inversión en investigación y desarrollo. La región invierte, en promedio, apenas el 0.6 % del PIB en I+D, una cifra muy inferior a la de economías como Corea del Sur o Estados Unidos. A esto se suma la falta de continuidad en políticas públicas, la escasa vinculación entre sector público, privado y académico, y las brechas en habilidades digitales. Todo esto genera un ecosistema fragmentado donde muchas iniciativas se estancan en fase piloto, sin alcanzar una escala real o un impacto sostenible.
¿Y las señales de cambio?
A pesar de estos retos, hay motivos para el optimismo. En 2022, más de 220 startups surgieron en la región, muchas de ellas respaldadas por fondos globales como Sequoia o Andreessen Horowitz. Además, el Global Startup Ecosystem Index 2023 destacó el crecimiento de 77 ciudades latinoamericanas como nuevos polos de innovación. Brasil, México, Chile, Colombia y Argentina se están consolidando como nodos clave en este mapa de transformación. También es relevante el surgimiento de unicornios tecnológicos, el impulso de hubs de innovación en universidades, y el interés creciente por tecnologías emergentes como la inteligencia artificial o la realidad extendida.
El potencial inmersivo: una oportunidad para conectar
En este contexto de cambio, las experiencias inmersivas tienen un rol fundamental. No solo por su atractivo tecnológico, sino porque permiten traducir conceptos complejos en vivencias comprensibles y significativas. Desde Newrona, lo hemos comprobado: la inmersión no es solo innovación, es pedagogía, conexión y empatía.
Para una región que busca acelerar su transformación, estas herramientas pueden ser claves en procesos de capacitación, apropiación de tecnologías, sensibilización y comunicación con públicos diversos. Democratizar el acceso al conocimiento pasa también por generar experiencias que emocionen y se recuerden.
Conclusión
Latinoamérica tiene todo para convertirse en un actor protagónico de la innovación global. Pero el camino requiere enfoque, articulación y decisiones estratégicas. Apostar por el talento local, fortalecer los ecosistemas, cerrar las brechas estructurales y adoptar tecnologías con sentido humano será clave para avanzar.
En Newrona, creemos que el futuro de la innovación no solo se construye con herramientas, sino con experiencias capaces de transformar la forma en que aprendemos, colaboramos y creamos juntos. Y ese futuro, en esta región, ya comenzó.
Si estás buscando nuevas formas de conectar con tu audiencia, quizá es momento de innovar con tecnologías inmersivas. ¿Hablamos?